martes, 16 de febrero de 2016



LOS PASOS: LAS ACEITUNAS, DE LOPE DE RUEDA





Las Aceitunas es uno de los pasos más famosos del Siglo de Oro escrito por Lope de Rueda y publicado por primera vez en 1548 por Juan de Timoneda
El paso o entremés relata la historia de una familia integrada por Toruvio (el padre), Águeda (la madre) y Mencigüela (la hija). Toruvio llega a casa y su mujer está ausente. Cuando ésta regresa, reclama a su marido el renuevo de aceitunas que le había pedido plantar, a lo que el responde que sí que las había plantado, por lo que ella comenta que en unos seis o siete años tendrán un olivar entero. Ambos discuten el precio y tamaño de las aceitunas. Mientras que Toruvio decide un precio menor, Águeda, por el contrario, desea venderlas más caras, dejando a Mencigüela en medio del debate sin poder tomar partido en ningún precio. Aloja (el vecino) interviene para hacerles notar la ridiculez de la discusión, ya que las aceitunas aún no existian y ya estaban riñendo sobre ellas.

    Temas principales


  • El entretenimiento como objetivo principal
Aunque el objetivo principal del entremés era entretener al público, en algunas obras del Siglo de Oro se ve un compromiso social vinculado al contexto social. En la obra el autor logra entretener al público por medio de la Comedia Burlesca al mismo tiempo que se describen aspectos sociales como la diferencia social entre hombres y mujeres y la educación que recibe la juventud femenina de la época.
  • Diferencias sociales entre hombres y mujeres
Toribio comienza la historia con una entrada demandante a punto de romper la puerta pidiendo saber dónde se encuentra su mujer y exigiendo que se le dé de cenar. Toribio ha llegado de hacer un trabajo típico de un hombre de la época: cortar leña, mientras que se espera que la esposa esté en casa con la comida lista y preparada para recibir al marido y la hija acate las órdenes de los padres sin queja alguna.
  • Como la sociedad educa a las hijas al decir sí a todo
Mencigüela representa a la juventud femenina de la época, resignada a acatar las órdenes de los padres en todo momento. Desde el comienzo de la obra se observa el papel de Mencigüela cuando, servicialmente, le prepara de comer a su padre y le hace la cama. Durante la discusión del precio de las aceitunas, Mencigüela sufre por no poder tomar partido entre la decisión del precio de su madre y la de su padre, forzándola a decir sí, aunque eso signifique contradecirse a sí misma.

FRAGMENTO DE LAS ACEITUNAS


TORUVIO, simple , viejo. AGUEDA DE TORUÉGANO, su muger.
MENCIGÜELA, su hija. ALOJA, vecino.

Las aceitunas1.png

       Calle de un lugar 

Toruvio:Válame Dios , señor, vuesa merced no me quiere entender. Hoy he yo plantado
un renuevo de aceitunas, y dice mi muger que de aquí á seis ó siete años llevará cuatro ó
cinco hanegas de aceituna, y qu'ella la cogería y que yo la acarrease y la mochacha la vendiese ,
y que á fuerza de drecho había de pedir á dos reales por cada celemín; yo que no, y ella que sí,
y sobre esto ha sido la quistión.
Aloja:¡Oh qué graciosa quistion ! Nunca tal se ha visto : las aceitunas no están plantadas,
y ha llevado la mochacha tarea sobre ellas ?
Mencigüela:¿ Qué le paresce , señor ?

Toruvio:No llores, rapaza : la mochacha, señor, es como un oro. Hora andad, hija,
y ponedme la mesa, que y'os prometo de hacer un sayuelo de las primeras aceitunas que se vendieren.
Aloja:Hora , andad , vecino, entraos allá dentro, y tené paz con vuestra muger.

Toruvio:A Dios señor.

Aloja:Hora por cierto , que cosas vemos en esta vida, que ponen espanto. Las aceitunas
no están plantadas y ya las habemos visto reñidas.
Toruvio:¡Válame Dios , y qué tempestad ha hecho desd'el resquebrajo del monte acá , que no
parescia sino qu’el cielo se quería hundir y las nubes venir abajo! Pues decí agora qué
os terná aparejado de comer la señora de mi muger, así mala rabia la mate. ¿Oíslo?
mochacha, Mencigüela. Si , todos duermen en Zamora. Agueda de Toruégano , ¿oislo?
Mencigüela:¡ Jesus , padre ! y habeisnos de quebrar las puertas.

Toruvio:Mira qué pico, mira qué pico, ¿ y adónde está vuestra madre , señora?

Mencigüela:Allá está en casa de la vecina, que le ha ido á ayudar á cocer unas madejillas.

Toruvio:Malas madejillas vengan por ella y por vos : andad , y llamalda.

Agueda:Ya, ya el de los misterios : ya viene de hacer una negra carguilla de leña, que
no hay quien se averigüe con él.
Toruvio:Si , carguilla de leña le paresce á la señora : juro al cielo de Dios, que éramos
yo y vuestro ahijado á cargalla, y no podíamos.
Agueda:Ya , noramala sea , marido ; ¡y qué mojado que venís!

Toruvio:Vengo hecho una sopa d'agua. Muger, por vida vuestra que me deis algo que cenar.

Agueda:¿Yo qué diablos os tengo de dar si no tengo cosa ninguna?

Mencigüela:¡Jesús , padre, y qué mojada que venia aquella leña!

Toruvio:Sí , despues dirá tu madre qu'es el alba.

Agueda:Corre , mochacha , adrézale un par de huevos para que cene tu padre , y hazle
luego la cama : y os aseguro, marido, que nunca se os acordó de plantar aquel renuevo
de aceitunas que rogué que plantásedes.
Toruvio:¿Pues en qué me he detenido sino en plantalle como me rogastes?

Agueda:Calla , marido , ¿ y adónde lo plantastes ?

Toruvio:Allí junto á la higuera breval ,adonde si se os acuerda os dí un beso.

Mencigüela:Padre , bien puede entrar á cenar que ya está adrezado todo.

Agueda:Marido , ¿no sabeis qué he pensado? Que aquel renuevo de aceitunas que plantestes
hoy, que de aquí á seis ó siete años llevará cuatro ó cinco hanegas de aceitunas
y que poniendo plantas acá y planta acullá de aqui á veinte y cinco ó treinta años
terneis un olivar hecho y drecho.
Toruvio:Eso es la verdad , muger, que no puede dejar de ser lindo.

Agueda:Mira, marido, ¿ sabeis qué he pensado? Que yo cogeré el aceituna , y vos la
acarreareis con el asnillo , y Mencigüela la venderá en la plaza ; y mira , mochacha,
que te mando que no las des menos el celemín de á dos reales castellanos.
Toruvio:¿Cómo á dos reales castellanos? ¿No veis qu'es cargo de consciencia, y nos
llevará el amotacen cad'al dia la pena? que basta pedir á catorce ó quince dineros per celemin.
Agueda:Callad , marido , qu'es el veduño de la casta de los de Córdoba.

Toruvio:Pues aunque sea de la casta de los de Córdoba, basta pedir lo que tengo dicho.

Agueda:Hora no me quebreis la cabeza; mira mochacha , que te mando que no las des menos el celemin de á
dos reales castellanos.
Toruvio:¿Cómo á dos reales castellanos? Ven acá , mochada , ¿á cómo has de pedir?

Mencigüela:A como decís vos , padre.
Las aceitunas2.png
Toruvio:¡ A catorce ó quince dineros!

Mencigüela:Así lo haré, padre.

Agueda:¿Cómo así lo haré, padre? Toma, toma, hacé lo que y'os mando.

Toruvio:Dejad la mochacha.

Mencigüela:¡Ay madre! ¡ ay padre! que me mata.

Aloja:¿Qu'es esto, vecinos? ¿Porqué maltratais ansí la mochacha?

Agueda:¡ Ay señor ¡ este mal hombre que me quiere dar las cosas á menos precio , y
quiere echar á perder mi casa : unas aceitunas que son como nueces.
Toruvio:Yo juro á los huesos de mi linaje, que no son ni aun como piñones.

Agueda:Sí son.

Toruvio:No son.

Aloja:Hora, señora vecina, hacéme tamaño placer que os entreis allá dentro , que yo lo averiguaré todo.

Agueda:Averigüe , ó póngase todo del quebranto.

Aloja:Señor vecino. ¿qué son de las aceitunas? Sacaldas acá fuera , que yo las compraré aunque
sean veinte hanegas.
Toruvio:Qué, no señor, que no es d'esa manera que vuesa merced se piensa, que no están las
aceitunas aquí en casa, sino en la heredad.
Aloja:Pues traeldas aquí, que y'os las compraré todas al precio que justo fuere.

Mencigüela:A dos reales quiere mi madre que se vendan el celemín.

Aloja:Cara cosa es esa.
Toruvio:¿No le paresce á vuesa merced?

Mencigüela:Y mi padre á quince dineros.

Aloja:Tenga yo una muestra dellas.

Toruvio:Válame Dios , señor, vuesa merced no me quiere entender. Hoy he yo plantado
un renuevo de aceitunas, y dice mi muger que de aquí á seis ó siete años llevará cuatro ó
cinco hanegas de aceituna, y qu'ella la cogería y que yo la acarrease y la mochacha la vendiese ,
y que á fuerza de drecho había de pedir á dos reales por cada celemín; yo que no, y ella que sí,
y sobre esto ha sido la quistión.
Aloja:¡Oh qué graciosa quistion ! Nunca tal se ha visto : las aceitunas no están plantadas,
y ha llevado la mochacha tarea sobre ellas ?
Mencigüela:¿ Qué le paresce , señor ?

Toruvio:No llores, rapaza : la mochacha, señor, es como un oro. Hora andad, hija,
y ponedme la mesa, que y'os prometo de hacer un sayuelo de las primeras aceitunas que se vendieren.
Aloja:Hora , andad , vecino, entraos allá dentro, y tené paz con vuestra muger.

Toruvio:A Dios señor.

Aloja:Hora por cierto , que cosas vemos en esta vida, que ponen espanto. Las aceitunas
no están plantadas y ya las habemos visto reñidas.



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